domingo, 15 de abril de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -31-



En la anterior entrada veíamos cómo la preocupación por el aprendizaje de algunos idiomas llegaba a ciertos sectores de la población. Y cómo ante la inminencia de la llegada del próximo verano, los propietarios de las casetas de baño, y el propio municipio, comenzaban a estudiar la colocación de pequeños cobertizos móviles, para que los recatados bañistas pudieran cambiarse. En esta entrada observaremos cómo estando ya encima las fiestas locales se trataba de darles gran vistosidad, con festejos populares, quema de vistosos fuegos artificiales y toros embolados. Otro de los atractivos de las mismas iban a ser las regatas Internacionales del Club Náutico de Bilbao, que se celebraron en ambas márgenes de la ría.

A mediados de julio, por primera vez, se pensaba en: “...«la urgente necesidad de establecer un meadero en la Plazuela de Las Arenas (actual Bizkaiko Zubia Enparantza)»...”

Y ya estaban encima las fiestas locales, por lo que se decidía dotarlas de gran vistosidad. Para ello se acordaba que: “...«se celebren los festejos con el mayor lucimiento posible, se quemen vistosos fuegos artificiales a las diez de la noche de los días 31 del corriente, y 11 y 13 del próximo, quemando los primeros en la plaza se San Ignacio y los demás en el Puerto; así como se correrán dos toros en Las Arenas los días 26 y 30 del actual, otros dos el día 31 del corriente y el 6 de agosto con motivo de la celebración de San Ignacio, dos más el 1 y 3 días de San Nicolás, en el Puerto y uno más el día 16 de agosto en el barrio de Santa María; se celebrá regata y cucañas el día 12 de agosto. En la plaza de Las Arenas tocará la música el día 30 de julio por la noche, sin perjuicio de que los haga también por la tarde como en años anteriores»...” Los toros que se corrieron aquel año eran del vecino de Orozko D. Ignacio Ibarrondo.


Aquellas fiestas iban a contar con otro atractivo: las regatas Internacionales del Club Náutico de Bilbao, que animaron a ambas márgenes de la ría, ya que en esos días también se celebraban las fiestas de Portugalete. Éstas, como decía la prensa del 18 de agosto: “...«como de costumbre en semejantes días, contando con el sonoro ruido de las campanas volteadas, y el estampido del cañón»...” Las cucañas y juegos de patos en la ría animaron a los vecinos de ambas poblaciones hermanas. Mientras la anunciada regata calentaba motores con el ambiente que iban creando los chicos del Club Náutico: “...«Gran animación se notaba desde las primeras horas de la mañana entre los propietarios y patrones de las balandras de recreo, o sea entre los yachtmen como ahora les llaman, y los individuos del C.N. de Bilbao que andaban de uno a otro lado luciendo la característica boina roja del país con la estrella blanca del Club»...” A pesar del cariz aturbonado a indeciso del tiempo, hacia las nueve de la mañana dio comienzo la regata ante un inmenso gentío que ocupaba los mutiles de ambas orillas del Abra. Respecto de los premios ofrecidos por el municipio el Ayuntamiento acordó: “...Se adjudique a la lancha de codaste que primero dé la vuelta a la boya el premio de 400 reales, a la segunda 200 reales y al primer bote 100 reales»...” Sin embargo, por una cuestión de cortesía, el consistorio protestó respecto de su presencia en el campo de regatas, ya que los billetes para presenciarla desde una posición de dignidad, llegaron después de realizada la misma. Pero el transcurso de la regata y sus incidencias, quizá sea motivo de otra entrada.


Para el 16 de julio de 1882, las obras del tranvía hasta el casino ya habían concluido, por lo que se instó al Director de la empresa del Tranvía para que fijara la fecha de inauguración.

A finales de julio tomaba cuerpo la escuela de idiomas de Getxo, el 27 de julio se procedía a nombrar el tribunal que iba a seleccionar a los profesores de Inglés y Francés. El mismo estaba compuesto por el mayordomo de la Cofradía de Mareantes D. José Antonio de Uriarte, y el también cofrade D. Martín de Berreteaga; también formaron parte de la misma D. José Ramón de Aqueche, D. Antonio Arrarte; todos los miembros del tribunal formaban parte de la Junta de Primera Enseñanza de Getxo. Para dar forma a la escuela de idiomas se firmó una escritura, que estaba de acuerdo con lo establecido anteriormente, en otra otorgada a la Cofradía: “...«En vista de la escritura otorgada entre el Ayuntamiento y la Cofradía de Mareantes de este pueblo, y de conformidad a lo que ella determina para el caso de que desapareciera la Escuela de Náutica, como así ha sucedido»...”


Al finalizar agosto de 1882, la Compañía del tranvía sentía la necesidad de atraer a gente de otros municipios a Las Arenas, sobre todo de Bilbao, ya que se estaban acabando las fiestas veraniegas, y el barrio empezaba a perder sus visitantes. A fin de cuentas su negocio era el transporte de los visitantes. Para ello se ideó la celebración de una “Fiesta Veneciana” en la Plazuela de dicho barrio (actual Bizkaiko Zubia Enparantza). Se argumentaba que: “...«La Compañía del Tranvía ha decidido celebrar una fiesta Veneciana el 2 de septiembre, de siete a once de la noche, con el fin de retener a la gente forastera y atraer a dicha concurrencia; considerando que la fiesta ha de beneficiar a los fondos municipales, porque con la concurrencia y estancia de dichas gentes se consumirán más artículos sujetos al pago de derechos municipales»...” El consistorio colaboro en aquella fiesta con 500 pesetas.

La seguridad de los fondos y documentación municipal era algo que preocupaba a nuestros ediles. Uno de los artículos de la Ley Municipal, el 159, era el que establecía la obligatoriedad de que: “...«Todos los fondos del Municipio se guarden en una caja de hierro con tres llaves»...” Por ello a mediados de septiembre de 1882 se autorizaba a D. Robustiano Larrondo para gestionar en Bilbao la posible adquisición de una de ellas para: “...«custodiar en ella los fondos municipales»...”

En la próxima entrada veremos cómo varios vecinos de Las Arenas se dirigieron al Ayuntamiento solicitando permiso para construir un camino arbolado desde las casas de D. Álvaro García y de la Sra. viuda de Anduiza, hasta enlazar con la calle que se dirige a la Capilla de Santa Ana.

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