viernes, 11 de noviembre de 2016

NORUEGA, INGLESA o AMERICANA Y CÓMO SE SALVARON





Noruega, Inglesa o Americana, cómo se salvaron los tripulantes de la bricbarca Albuera, incluso el nombre del Alcalde de Getxo fueron las dudas o los errores que cometieron los creadores de opinión durante los primeros días de enero de 1887. Días en los que bailaban las noticias en la prensa y que albergaron durante un corto intervalo de tiempo dudas para los lectores de la prensa bilbaína. El propio nombre del Alcalde de Getxo estuvo en solfa. Había quien le llamaba Amezaga, otros Aldecoa. No parece según las actas de esas fechas que fuera ni uno ni otro, aunque bien pudiera ser que se refirieran a la figura del alcalde de barrio.

El 5 de enero de 1887 la bricbarca “Albuera” (barco velero de tres palos), procedente de Burdeos, que se dirigía a Bilbao, debido al temporal del Noroeste, a la ausencia en el barco de un piloto lemán que conociera la entrada de la barra y a una mala interpretación del código de señales, hicieron que embarrancara. Aquel hecho aconteció después de dos días de estancia en el Abra, cerca de Santurtzi, y fue a las cuatro y media de la tarde, cuando la barca encalló frente a la playa de Areeta-Las Arenas.

Muchos fueron los diarios que recogieron la noticia. El diario madrileño “La Época” publicaba el día 8 de enero en su tercera pagina: “...El Presidente de la Sociedad de Salvamento de Náufragos ha recibido el siguiente telegrama: Portugalete 6 (8,30 noche). Barca americana Albuera embarrancó cinco tarde playa Arenas con furioso temporal. Tripulación salvada...”

La noticia fue recogida por otros diarios, entre ellos el diario bibaino “El Norte”, diario político republicano, propiedad de D. Cosme Echebarrieta, dirigido por D. Gaspar de Leguina y D. Jose María de Otazua, que se publicó desde 1881 hasta 1916. Su redacción y administración se encontraban en la Villa de D. Diego, en un bajo de la calle Jardines nº 8.

Otros diarios que recogía escuetamente la misma fueron: el Madrileño “El Dia”, dirigido por D. Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), de carácter monárquico liberal, que en su segunda página recogía: “...Bilbao 6 (9,10 noche).—La barca Albuera, que había fondeado en el Abra de este puerto, estaba en peligro por mucha mar y embarrancó en la playa de Las Arenas. La tripulación se ha salvado....” Y el también madrileño “El Liberal”, que a pesar de ser escueto, parecía mejor informado, decía en su segunda página: “...La barca inglesa Albuera, procedente de Burdeos, en lastre, que estaba fondeada en el abra de Bilbao, embarrancó en Las Arenas y se ha destrozado por completo, salvándose los tripulantes...”

Aunque aquí, en casa, era donde más datos había y donde se terminó por aclarar el naufragio. El diario que más páginas le dedicó fue el diario “El Noticiero Bilbaino”, que recogió la noticia durante varios días. La primera de ellos el día 8 de enero, decía en sus páginas: “...La barca inglesa Albuera, que estaba fondeada en el abra y en gran peligro por la mucha mar, embarrancó anteayer en la playa de Las Arenas, habiéndose salvado la tripulación..., Ayer al mediodía fue completamente destrozado este buque por la violencia de la marejada. La embarcación estaba cargada en lastre, y sus tripulantes tuvieron que trabajar de tal manera en las últimas horas que habiendo pensado en presentarse al cónsul de su país, no pudieron hacerlo ayer porque tenían completamente destrozadas sus ropas...”

Para el domingo día 9, los restos de la bricbarca “Albuera” habían sido arrojados a la playa de Las Arenas. No fueron pocos quienes acudieron a la prensa para esclarecer el asunto, dada la confusión que se generó, en los siguientes días, las discusiones sobre lo acontecido saltaban a las paginas del diario “El Noticiero Bilbaino”.

El martes día 11 de enero empezaban las discusiones en la prensa. En una carta dirigida al diario “El Noticiero Bilbaino” firmada por “Varios algorteños”, se cuestionaba parte de la noticia dada con anterioridad, por otro diario bilbaino, “El Norte”, en el cual se decía: “...Seguidamente fueron alojados en una casa de Las Arenas por cuenta de la junta de Portugalete, prodigándoseles los cuidados que exigía su situación...” En dicha carta, en la que trataban de aclarar los hechos, decían: “...Amantes de esclarecer los hechos para que la verdad se abra paso y sean aquellos conocidos por el público, debemos manifestar que, quien en el lugar del siniestro mandó alojar en la fonda de "Isidora" a los náufragos, no fue la Junta de Salvamentos de Portugalete, sino el Alcalde de Algorta D. Antonio de Aldecoa, que se personó allí tan pronto como vio el verdadero peligro de la referida barca; que por cuenta de la misma autoridad les fueren repartidas ropas en abundancia, colectadas a su nombre en Algorta y Las Arenas por los alguaciles del municipio, y que al día siguiente de la desgracia se hizo cargo de los gastos irrogados por los náufragos el señor Cónsul Ingles...” También informaban que el Alcalde de Getxo decía al diario: “...Al empezar su movimiento hacia dicho punto, me trasladé a él enseguida, y sobre las cinco y media a seis de la tarde, con inmenso peligro, llegaron a tierra en dos botes los últimos tripulantes del citado buque, que se componía de doce personas. En la playa se halló un gran número de personas, y muchas de ellas, sin mirar el peligro, se echaron al agua a ayudar la llegada a tierra de los doce tripulantes de la barca...” Respecto de las labores de rescate afirmaban: “...Vamos ahora al salvamento de los tripulantes. De poco o de nada hubieran servido a dichos tripulantes los socorros de la Junta de Portugalete, socorros concretados, según “El Norte”, a un capitán de un remolcador y cuatro marineros, pues aún suponiéndolos animados de los mejores deseos, que si lo estarían, sus esfuerzos habrían estrellado ante la falta absoluta de los elementos tan necesarios en semejantes acciones. Por fortuna, ante el inminente peligro que corrían las vidas de doce hombres, una numerosa concurrencia afluyó a la playa espontáneamente, y al arrojo de unos cuantos que, haciendo completa abstracción de la suya, se lanzaron al agua. Por ello parte de los tripulantes escaparon de una muerte segura. Semejantes actos de heroicidad y valor debieran ser premiados...” Y a pesar de no poder ofrecer los nombres de los intrépidos rescatadores, animaban a la Junta de Salvamento de Portugalete a allanar aquella dificultad, a fin de sentar un precedente para el futuro.

El día 13 de enero, el vecino pueblo de Portugalete también intervino en la discusión por boca de un socio de la Sociedad de Salvamentos de Portugalete, quien daba su versión de los hechos en un remitido al mismo diario: “...que es absolutamente cierto que el encargado de la Junta local de Salvamentos de Portugalete dispuso el alojamiento de los náufragos en la fonda “Isidora”, y que el Secretario de la misma fue quien se personó ante el Sr. Ayudante de Marina D. Jose de Ansoleaga para interesarse por los náufragos en el lugar del siniestro. Que mientras dicho Secretario disponía la traída del bote salvavidas de la Vizcaya (Sociedad de Salvamento do Náufragos) se lanzó otro bote al agua desde la barca “Albuera”, que varios espectadores se lanzaron al agua a salvar a los tripulantes del bote últimamente lanzado de la “Albuera”, y por fin que si hubiesen permanecido a bordo una hora más, todos los tripulantes se hubiesen salvado sin correr ningún peligro, pues un momento antes de separarse el último bote llegaron todos los auxilios. Que la Junta de Salvamentos de Portugalete puede estar satisfecha, pues a ella se debe en gran parte el salvamento de todos los náufragos...”

El domingo 16 de enero, un portugalujo que firmaba Julián de Salazar, también intervenía en aquel debate: “...Todo cuanto “El Norte” dijo en su gacetilla, acerca del naufragio y salvamento de la tripulación de la barca “Albuera” es exacta y rigurosamente la verdad. ; y si hubo alguna omisión respecto al buen comportamiento del alcalde y vecindario de Algorta, sería, sin duda, por ignorarlo el que dio a “El Norte” aquellos informes...” En su opinión no trataba Portugalete de: “...llevar lauros en vez de los cargos...” Aunque en aquel pique, por ambas partes, algo de eso parecía existir, en el fondo estaba una vieja demanda, y se dejaba traslucir en la pregunta que hacía Salazar: “...¿Cuál es, pues, la causa de que, habiendo dinero, aparatos de salvamento y hombres valerosos, no tengamos en la boca del puerto, como debiéramos, una estación de salvamento que fuera modelo de las de España y admiración de los numerosos extranjeros que presencian los muchos naufragios que ocurren en nuestra barra?...”


Cerraban aquel debate “Varios Algorteños” con una carta al diario “El Noticiero Bilbaino”, en la que exponían lo siguiente: “...Habíamos resuelto no decir una palabra más de lo que dijimos en nuestro anterior remitido respecto al inoportuno proceder de la “Sociedad de Salvamento de Náufragos de Portugalete” en el siniestro de la barca inglesa “Albuera”...” Pero las cartas anteriormente citadas de Portugalete parece que no les gustaron, por lo que continuaban: “...se quiere hacer creer al público que es falso cuanto entonces escribimos, nos obligan a romper el silencio que nos habíamos impuesto con objeto de probar con pruebas irrecusables, que entonces como ahora, no hicimos otra cosa que esclarecer los hechos...” Decían que no iban a recurrir a los testimonios de cuantas personas presenciaron el salvamento, si ni a las suministradas por el algorteño autor del primer remitido a la prensa, confesaba el autor de dicho remitido:

1º “...Que cuando el secretario de la Junta se personó en el lugar del siniestro, ya se habían salvado parte de los tripulantes...”

2º “...Que mientras dicho señor secretario disponía la traída del bote-salvavidas de la Vizcaya (Sociedad de Salvamento de Náufragos), se lanzó el otro bote al agua desde la barca “Alhuera”...”

3º “...Que a las direcciones que desde el día anterior del naufragio puso en juego la Junta de Salvamentos de Portugalete, se debe, en gran parte, el salvamento de los náufragos...”

Y seguían: “...Ias confesiones anteriores prueban hasta la evidencia lo inoportunas que fueron las determinaciones tomadas por la citada Junta de Salvamentos: pues, no obstante haber previsto el siniestro con un día de anticipación, como lo confiesa rotundamente el firmante del primer remitido, y haber hecho señales al capitán del buque, “Si faltan las anclas, procuren ir a embarrancar en el punto de la playa de las Arenas, que está marcado con una bandera, (según "El Norte), no había en el lugar del siniestro más auxilios que un capitán de remolcador y cuatro marineros. Por otra parte, si como dice el Sr. Salazar en su remitido, tanto la Sociedad de Salvamento de Náufragos de Bilbao, cuanto la de Portugalete, cuentan con infinidad de pertrechos, buenos lanza-cabos y una magnifica lancha salva vidas, ¿cómo es que oportunamente no se llevaron al tugar del siniestro, puesto que ya era conocido, esos pertrechos, lanza-cabos y lancha salva-vidas de que se hace mención? ¿Obrar con tan poca oportunidad, como falta de previsión, es acaso cumplir como corresponde a una Sociedad de Salvamento de Náufragos? Y no se nos diga que faltaba gente para tripular el salva-vidas en caso de que oportunamente se hubiera llevado al lugar del siniestro, porque los que haciendo abstracción de sus vidas se lanzaron con inusitado valor a las olas a salvar las de los náufragos, con mayor razón se hubiesen embarcado en aquel para arrebatar doce victimas al mar; pues, como dice, y dice muy bien el Sr. Salazar, proverbial ha sido, y es, el valor de los marineros de los puertos del Abra, sin excepción alguna; valor demostrado más de una vez antes de que hubiese Sociedades de Salvamento de Náufragos. En cuanto al comportamiento del señor alcalde de Algorta, nadie puede negar, sin fallar a la verdad, que fue el primero que prodigó a los náufragos salvados los auxilios necesarios: pero si alguien pusiese en duda nuestra afirmación, puede recurrir al testimonio de los doce tripulantes del “Albuera” o al señor cónsul inglés, residente en esa Villa...”

Así se zanjó aquella discusión entre las dos márgenes de la ría por el salvamento de los náufragos del “Albuera”. Ciertamente las labores de aquel rescate fueron arduas, a pesar de las malas condiciones de la mar y del fuerte viento, que toda la noche mantuvo en vela a los miembros del salvamento marítimo. Los doce miembros de la tripulación lograron ser salvados.


No iba a ser el último de los naufragios en nuestras playas, el miércoles día 19 de enero, la prensa bilbaina ya informaba de otro, esta vez en la playa de Algorta, se trataba del Vapor “Rivas”, pero eso ya es otra historia. Los salvamentos marítimos, aún tardarían en contar con una base en nuestro pueblo. El 12 de Marzo de 1920, en nombre de la Asociación de Navieros, Francisco de Aldecoa, solicito el permiso para la construcción de un edificio destinado a Salvamento de Náufragos y Cofradía de Pescadores. En 1921 se construyo el edificio de Salvamento de Náufragos de Arriluze. 

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