jueves, 10 de marzo de 2016

DE PARÍS A MADRID PASANDO POR GETXO



Una de las carreras de coches que más expectación causó en su época fue la Paris-Madrid de 1903. A su paso por nuestro municipio llenó las actas municipales y los diarios bilbaínos durante algunos días del mes de mayo de 1903. Se inició en París con un recorrido de 1.311 kilómetros, repartidos en tres etapas: Paris-Burdeos con 552 kilómetros; Burdeos-Gasteiz con 343 y la última con 426 kilómetros, desde Gasteiz hasta Madrid. Pero más que la propia carrera en sí fue la caravana de turistas que la precedía. Realizaron el recorrido en trece días, visitando las ciudades del tránsito, la que provocó el interés municipal, por lo que suponía de ingresos para comercios y consistorio, además de promoción turística de nuestro bello municipio.

La prueba estaba reservada a coches Veteranos (1903 a 1919), Vintage (1920 a 1929) y Pre-War (1930 a 1940) y el coche más antiguo fue un Mercedes de 1903. En esta gran prueba tomaron parte 224 vehículos, 54 de ellos motocicletas. De un total de 315 inscritos salieron 224. El ganador oficial fue Fernand Gabriel, sobre un Mors Z.


Fue la segunda de estas etapas, que partió desde la capital gipuzkoana hacia Bilbao pasando por Getxo, la que motivó el interés de los ediles getxotarras. Ya desde el 7 de mayo, el asunto fue tratado por el consistorio. El Alcalde informaba que en una fecha aún sin concretar de dicho mes arrancaría la carrera París-Madrid; anunciaba que: “...saldrán desde San Sebastián, recorriendo el camino de la costa, hasta la villa de Plentzia y desde allí hasta Las Arenas, para seguir hacia Bilbao...”. Preveían que los turistas recalarían en nuestro barrio, por ello recomendaba: “...organizar algunos festejos, a fin de atraer y distraer a tan distinguidos visitantes...”, probablemente con el objeto de que viendo el atractivo y el ambiente de la población, se animaran a recalar en la misma posteriormente. Hay que tener en cuenta que ya a finales del Siglo XIX, ya estaba llegando el final de los días dorados de los balnearios de Las Arenas y Algorta, por lo que pensaron en promocionar la población y las playas de estos barrios.

Hasta la Guardia Civil intervino en el evento. El cabo de dicho cuerpo envió una circular a la alcaldía el 6 de mayo, indicando que como estaba prevista la llegada de los automóviles a Las Arenas el día 21 se iban a concentrar en la localidad 20 guardias de dicho cuerpo, haciendo presente la necesidad de buscar alojamiento para la tropa. Los números fueron alojados en viviendas particulares: en el nº 22 de la calle Mayor 8 lo harían en la vivienda de D. Casimiro Landarte, otros 8 en la de D. Faustino Eguizábal y los restantes en casa de D. Juan Boraita.


En el barrio de Las Arenas los preparativos para recibir a los turistas de aquella carrera se antojaban frenéticos. En el periódico “El Nervión” del 19 de mayo de 1903 se recordaba que: “...Con motivo de la próxima llegada de los automóviles franceses a este popular barrio, son muchos los preparativos que se están haciendo, tanto por el Ayuntamiento, como por el vecindario para recibirlos..., los hoteles y fondas están disponiendo sus locales con objeto de que los distinguidos huéspedes, encuentren toda clase de comodidades...”. Incluso el entonces gran “Hotel Ventura” tenia ya preparados sus hermosos comedores y 40 camas; también otros establecimientos hoteleros como el “Hotel Antolín”, la “Fonda la Unión”, la “Fonda el Abra” y la afamada “Casa de Huéspedes de Dña. Bernarda Urrutia”, situada frente a la playa de Las Arenas, haciendo esquina con la calle La Estación (actual Andrés Larrazábal). El casino arenero había organizado un baile en sus salones para agasajar a aquellos “excursionistas motorizados”. Las obras municipales también pisaban el acelerador. El Ayuntamiento sacaba a remate el relleno de la calle Paulino Mendíbil. La “Compañía Eléctrica de Guecho” realizaba una importante reparación en el alumbrado de todo el barrio, cambiando los viejos postes por otros más altos.


Los expedicionarios pasaban el día 20 de Mayo sobre las 16 horas por Algorta. La “Sociedad de Cables Eléctricos” había levantado un arco monumental y los obreros recibieron a los componentes de la caravana con banderas. Antes de llegar a la barrio guaito, uno de los vehículos sufrió una avería teniendo que ser sustituido por otro para poder continuar la carrera.

Más tarde llegarían al muelleko de Las Arenas, precedidos por ciclistas que anunciaban la llegada de los visitantes, a quienes recibían con “voladores” (cohetes). A su llegada, los expedicionarios admiraron el casi recién estrenado “Puente Colgante” (inaugurado el 28 de julio de 1893). El Hotel Ventura (en los años 50 Bar Recreo) se hallaba lujosamente engalanado con banderolas de los países participantes y un arco de rumboso follaje. Algunos edificios particulares también fueron adornados con parterres y banderolas. La música acompañaba a aquella caravana desde el kiosko de la Plazuela (Puente Colgante). Se tocaron varias piezas, entre ellas la obligada “El automóvil”.


Algunos de los expedicionarios cruzaron a Portugalete a cenar; al menos 60 de ellos, en el Hotel de la Villa; en el Hotel Ventura de Las Arenas cenaron en una mesa bellamente adornada una veintena de automovilistas. En la revista “La Ilustración Americana y Española” del 30 de mayo de 1903, se podían ver algunas imágenes de dicho evento (clasificadas con los números 18, 19 y 20), en la que se adivinaba el gentío agolpado en la “Carretera del Muelle” (actual Tomás Olábarri), que discurría a lo largo de la ría. Proliferaban txapelas y blusas en los hombres y algunos paraguas protegían del implacable sol a los ansiosos espectadores; unos pocos, probablemente familiares de los propietarios del transbordador, admiraban el transcurrir de la comitiva subidos en la plataforma de la estructura del puente. En la fotografía nº 19 podemos contemplar una barquilla poco usual, cuya caseta protectora se hallaba a la izquierda de la barquilla mirando desde la Villa Jarrilera. En una de las fotografías se puede apreciar cómo desembarcaba en Portugalete el coche nº 18. Algunos espectadores debieron sentirse algo decepcionados, quizá esperaban poder admirar de cerca a los inusuales vehículos, ya que la mayoría partían nada más llegar hacia Bilbao.


Los expedicionarios llegaron a Las Arenas el día 21 de mayo, aplaudidos por los espectadores que se agolpaban para verles. A las 11 de la mañana apareció el primer vehículo, llevaba el numero 49, en el viajaba el registrador de la carrera Mr. Mchaux, quien se alojó en el “Hotel Vizcaya”. Después fueron llegando otros coches. Para las 16 horas habían pasado un total de 25 automóviles con dirección a Bilbao. Al día siguiente a las 7 de la mañana partieron hacia la Villa Bilbaína.

Hasta aquí una pequeña historia de una de las carreras de coches que a principios del siglo XX llenó de espectadores nuestras calles.


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