lunes, 14 de septiembre de 2015

EL ZAMACONA, ALGO MÁS QUE UN CINE DE BARRIO



Cine Zamacona, cine de barrio, pero no un cine cualquiera, fue un gran salón que hizo funciones de teatro en un pueblo que empezaba a crecer. Nace de la mano de Isidoro Zamacona Charroalde. Como ya explicaba en una entrada anterior, este cinematógrafo inicia su andadura a partir del proyecto de construcción que fue presentado en el Ayuntamiento de Getxo el 20 de julio de 1929. La dirección de las obras corrió a cargo del arquitecto ondarrutarra Pedro Guimón Eguiguren, autor, de entre otras obras, de la “Iglesia de los Trinitarios” y de “Kaioabia” edificación singular, que estuvo situada en la ladera de Arrigunaga, más conocida como “El Castillo de Arrigunaga” de la que ya hablé en una entrada anterior.

No tuvo un inicio fácil, diversos contenciosos retrasaron su apertura, pero finalmente el 3 de septiembre de 1.931 la Junta Provincial de Espectáculos autorizó, de forma provisional, la apertura de aquel gran salón de cine, pese a que su inauguración oficial fue el 27 de aquel mismo mes.


Este cine contaba con 750 butacas de patio, pero que según decían podía albergar hasta 900 personas; con amplios palcos de 6 asientos; 25 delanteras de palco; 140 butacas de antepecho y 400 asientos de “paraíso”, que no era otra cosa que el punto más elevado del cine, conocido coloquiálmente como “Arriba” o “Gallinero”, con bancos corridos, eran las localidades de los humildes. Lo que le convertía en el de mayor aforo de Getxo. La descripción de las comodidades de aquel gran salón del séptimo arte, hacía que las clases más pudientes fijaran su mirada en el mismo, la prensa bilbaina decía respecto de ellas: “...dos cómodas escaleras que dan acceso a dos salones de fumar, un ambigú bien montado, un hermoso foyer (vestíbulo), guardarropía, urinarios, etc...”, para adornarlo se habían empleado 100 metros de un rico terciopelo. Su decoración corrió a cargo de una acreditada casa bilbaina la de “Agapito Lazcano”. Completaban las comodidades de aquel centro un moderno sistema de calefacción y renovación de aire. Contaba el cine con dos proyectores, con una bomba con capacidad para 900 metros de cinta.


La prensa local decía respecto al mismo: “...Después de la inauguración del Gran Cinema de Zamacona, es muy numeroso el público que asiste a pasar un rato de solaz, contemplando las magnificas producciones que presenta el inteligente Isidoro, el cual tiene gusto en la elección de las películas, y de aquí en adelante el vecindario de Las Arenas no tendrá necesidad de acudir a Bilbao para poder presenciar una buena película sonora...”. Aquel cinematógrafo además de comodidades y buenas películas, ofertaba precios más bajos que los de las salas bilbainas, la propia prensa decía respeto a los cinéfilos locales: “...además se economizará los gastos de viaje, que en la temporada de invierno ascienden a un puñado de pesetas....”.

El día de la inauguración acudieron numerosas familias llegadas, algunas quizá por la novedad de aquella magnifica sala, desde Bilbao y los entornos de Getxo. El local y sus inmediaciones presentaba un aspecto imponente. Durante los primero días se proyectaron varias películas, entre ellas alguna de cine mudo, como la del lunes día 5 de octubre titulada “El vals del amor” que fue amenizada por la orquesta di-camera, que ejecutó varias piezas, entre ellas “La viuda alegre” y “La viejecita”, el publico encantado no paro de aplaudir. Siguieron los ajustes de rigor, y durante unos días se proyectaron películas de cine mudo para realizar los mismos; según palabras del responsable del cine: “...se trata de dejarlo a la altura de los mejores cines de París o Berlín...”.



Quienes vivieron aquellos días comentaban respecto a la situación de las calles que conducían al local: “...Sería conveniente que el Ayuntamiento mande colocar un par de luces, arregle las aceras y el piso en el trayecto de la calle de la Estación y la del Club, por el mucho transito que hay los días de función y a fin de evitar el barrizal que se pueda formar los días de lluvia...”.

Durante muchos años el “Gran Cinema” o “Cine Zamacona” de Areeta-Las Arenas fue el centro de la vida social del barrio. En 1944 y hasta finales de los 70 la sala fue explotada por Emilio Betran Barrio y Gil de Ayala. En 1981 fue adquirido por Gomez Cambronero. Aquellas paredes aún guardan muchos recuerdos que quizá más adelante pueda relatar.


Cerró sus puertas el 27 de Enero del 2.005, con la proyección de la película “Diarios de motocicleta“, con él desaparecía la comodidad de un cine de barrio, que no requería de desplazamientos en el que pudimos disfrutar de largas sesiones de buen cine, de su recuerdo para muchos antiguos areneros su “Gallinero”, con sus bancos corridos.


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