miércoles, 14 de enero de 2015

LOS MUELLES DE LA RIA, EL INFORME OCHANDATEGUI


Los muelles de Areeta-Las Arenas fueron modificados muchas veces a lo largo de su dilatada vida. La zona, aún casi virgen, fueron modificadas por las manos del hombre. Para para ello fueron necesarios muchos informes. Algunos terminaron en ejecuciones perennes, otros quedarían en el cajón de la historia. Pero todos ellos conformarían la historia de esas riberas de nuestra ría, que desde aquella vega inundada de 1802, terminarían conformando el bello paseo que hoy disfrutamos desde la Benedicta hasta Churruca, aunque esa vega llegaba desde las Canteras de Axpe hasta nuestra entonces salvaje playa de Areeta-Las Arenas. 
 
De estos muelles ya he hablado en repetidas entradas, empezando por la de mayo del 2013. En ella mencionaba ya desde aquel lejano verano de 1749, cuando el Consulado de Bilbao daba cuenta del estado de los muelles, pero dejaba para mejor momento su reparación, aunque más tarde, en 1765, ante el ruinoso estado de los mismos se verían precisados a acometer su reparación. 

 
 
Ahora, y hablamos del verano de 1802, a partir de una idea del estado de aquel encauzamiento que conformaron los muelles, podemos percibir como era aquel tramo de ría. El mismo sirvió para la realización de un informe sobre los muelles de Las Arenas, los arcos y alcantarillas que servían de comunicación entre las aguas de la playa y la ría, la apertura que servía para desagüe de las pleamares y bajamares y las avenidas de los ríos Gobela y Udondo. De las obras necesarias para evitar que arenas y escombros pudieran pasar desde la citada playa y ríos al cauce de la ría. Ese informe fue solicitado por el Síndico del Consulado de Bilbao D. Nicolas de Galindez, y fue encomendado a D. Santos Angel de Ochandategui Ituño.

En primer lugar veremos quién fue este arquitecto, nacido en Durango en 1749, que fallecería en Pamplona en 1802, lo que nos hace presumir que este informe pudo ser uno de sus último trabajos. Este personaje cuyo nombre de nacimiento registrado fue Santorun Angel Ochandategui, nace el 31 de octubre de 1749 en Durango, hijo de Juan Ochandategui y de María Antonia Ituño (Itoño registrado). Santos Ángel de Ochandátegui se casó en Cuzcurrita con María Zóa de Angulo el 23 de junio de 1774. Fue el principal protagonista de la arquitectura navarra del Siglo XVIII. 

 
Pero volviendo al informe antes mencionado, informe que ya partía con un apriorismo acerca de su necesidad: “...los muelles de Las Arenas, sobre los que se le consultó, cuyo dictamen se archiva...,...por si en algún tiempo pueden dar alguna luz las muchas especies que viven en él, aunque a cada una de ellas pone tantas contras, que no es fácil atinar cúal de ellas se puede adoptar...”. Por entonces su enfermedad ya daba nuestras de estar avanzada, ya que tuvo que retrasar su comparecencia. Se le requería para: “...junto al Ingeniero Solar y los Arquitectos Humaram y Maruri, elaborar las líneas maestras de aquella obra...”. 
 
En esos informes, el propio Ochandategui decía: “...Se me comisionó para reconocer los muelles de Las Arenas, y examinar los arcos y alcantarillas que sirven de comunicación a las aguas de la playa y de la ría, notando la abertura y disposición que tienen para el desagüe de las pleamares y bajamares, y para la avenida de los ríos Gobela y Udondo, y disponer las obras conducentes a evitar la comunicación de las arenas y escombros desde la playa, y las avenidas de los ríos a la ría, evitando la formación en su lecho de bancos de arenas y légamo en prejuicio de la navegación...”. 



Entre los problemas que detectó en aquella visita caben citar: los bancos de arena, que abarcaban toda la ría hasta la denominada “Barra de Portugalete”; lo único que en su informe definía como evolucionado a mejor, era el tramo correspondiente a las alcantarillas y arco de la playa hasta la barra, en el que el tráfico de embarcaciones se hallaba expedito y con un fondo más homogéneo, aspecto que había mejorado desde la ejecución de los nuevos muelles. Sin embargo, en las inmediaciones del arco grande se había formado un gran banco de arena y escombros y era debido a la fuerza con que el agua salía de la playa hacia la ría, en el momento de las bajamares. Por este motivo aconsejaba evitar la velocidad extraordinaria con que las mismas salían hacia la ría. Aquel vicio ya se había recogido en un informe anterior, en el que se aconsejaba abrir nuevos conductos que suavizaran el reflujo de aquellas turbulentas aguas, pero advertía que era mejor realizar un arco grande a varios pequeños. 
 
Un aparte merecía el caudal que desaguaba el rio Gobela a través de un puente. Se habían tomado mediciones de los momentos de mayor crecida del caudal del río en épocas de lluvias, aconsejaban en los últimos 576 metros, antes de su desagüe al mar, dotarle de mayor anchura, extendiéndose hacia el lado de Algorta, para luego cortarle el curso al final de esa distancia y dirigirlo mediante una linea curva hacia una loma existente en el lugar (escarpe de la Avanzada); para finalmente conducirlo en línea recta de 1872 pies y desaguar en el mar junto a una peña que se encontraba en el paraje denominado “La Begoña”. La anchura de aquel canal en su fondo se aconsejaba fuera de 70 pies, dándole en sus costados un talud por el doble de su altura. El citado puente y su desembocadura estaban situados en la esquina de la actual playa de Balanar (La Bola). 



 
Para separar las aguas del Gobela se proyectaba un muelle que debía situarse a 144 pies, más abajo del arco grande de la playa, y dirigirse en linea recta a un angulo saliente del monte que se hallaba enfrente. Pero no era el rio Gobela, el que producía el mayor arrastre de arenas y escombros hacia la ria. Este muelle tenía como objeto separar las aguas de la playa de las del otro rio que vertía sus aguas a la ria el “Udondo”, por lo que se aconsejaba colocar el arco de vertido cercano a dicho rio. También se decidía cerrar las alcantarillas donde se producía el vertido a la playa. El coste estimado de la obra ascendía a 362.218 reales de vellón. 
 
En el informe se mencionaba que la loma de arenas que mediaba entre el mar y la playa, en el paraje donde se pensaba realizar los desagües, estaba tan solo levantada a 4 o 5 pies sobre el nivel de las mayores pleamares. Por lo que la parte más profunda del canal que había que practicar estaría a 5 pies bajo el nivel de las pleamares. Para dar salida a los dos rios que concurrían en la playa, el canal propuesto debía realizarse en medio de la playa.


Los muelles proyectados daban a ambas márgenes un aspecto de lagunas saladas. La de Las Arenas después de una pequeña península donde se encontraban, casi agrupadas, las cinco casas del “Consulado de Bilbao”, iban bordeando por la izquierda, lado contrario y paralelo a la ria, tras pasar una solitaria casa denominada “Casa de Lamiaco”, que podía estar bajo el hoy denominado “Balcón de Lamiako”, llegando hasta las “Canteras de Axpe”, de ellas, entre otros lugares, saldría la piedra con la que se construirían los muelles. Tan solo faltaban 54 años para que Maximo Aguirre realizara la compra de aquellos terrenos de la denominada “Vega de Lamiaco”, que adquirió en 1856, y se consolidase la desecación y urbanización de ese bello espacio que luego sería Areeta-Las Arenas. 
 
Algunos de estos datos están extraídos del expediente del A.F.B. Consulado 0367/011.

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