lunes, 24 de noviembre de 2014

MEMORIA DEL FERROCARRIL BILBAO-AREETA y-II-


Siguiendo con la anterior entrada sobre el “Ferrocarril Económico de Bilbao a Las Arenas”, hoy traigo a estas paginas el último periodo que sobre la vida de aquel medio de transporte he conseguido encontrar. 
 
Estamos en el año 1894. El día 1 de marzo de dicho año se celebraba otra de aquellas Juntas Generales, en cuyos cuadernillos nos dejaban no solo noticias de sus balances económicos, sino también pequeños relatos de la vida del ferrocarril. Al igual que en las anteriores, se hacía balance de año ya pasado. 
 
Dentro de las reflexiones destacaban el echo de que no habían obtenido los resultados que habían previsto. Entre los motivos que lo provocaron citaban tres: Los accidentes producidos en las líneas, la larga crisis industrial, que se había iniciado en 1891, y que continuaba en la actualidad. Como consecuencia de aquella crisis los billetes de los obreros, eternos paganos de la crisis, se habían reducido en 10.000 viajes menos que en el mismo periodo de 1892. Y la tercera y también fundamental causa fue la “Epidemia de Cólera”, que en el último verano paralizó las transacciones mercantiles; y la rápida emigración de los veraneantes llegados de otras poblaciones, que pertenecientes a las clases más pudientes, hicieron que se vieran resentidos los billetes de primera clase. 



 
El movimiento total de viajeros fue de 863.882. El mes de mayor afluencia seguía siendo el de agosto con 145.848 viajeros y el de menor noviembre con tan solo 43.317; de estos, 60.906 lo hacían el 1ª clase, 76.334 en 2ª clase y la más numerosa correspondía a las clases más desfavorecidas económicamente con un total de 726.642 viajeros. En los trenes denominados de “Gran Velocidad”, se transportaron mercancías que arrojaron un peso en bascula de 53.799 kg., mientras que las mensajerias supusieron 1.713,254 kg.; en las unidades de “Pequeña Velocidad” las mercaderías alcanzaron los 14.167.941 kg., transportándose 140 cabezas de ganado. Aquellos portes supusieron unos ingresos de 227.686,25 pesetas para las arcas de la compañía. No obstante el numero de asientos que la compañía ofertaba seguía superando a los realmente utilizados, siendo los primeros 1.596.726 mientras que los segundos solo llegaron a 863.882. 
 
El año 1895, decían que no fue un buen año ya que la crisis se agudizaba. Sobre todo el sector industrial, provocando la disminución del número de viajeros. A pesar de ello, el de mercancías aumentaba progresivamente. Otra de las razones aducidas se refería al convenio que habían acordado con la empresa del Tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta, lo cual les llevó a poner precios más caros en alguno de los trayectos, lo que provoco una disminución de viajeros en las estaciones de Desierto (Erandio) y Lutxana. Por este motivo denunciaron el acuerdo que tenían con la anterior compañía, dejando sin efecto para la próxima temporada veraniega. 



 
Sin embargo, el transporte de mercancías creció un 34% respecto del mismo periodo del año anterior. A lo largo de aquel año circularon 14.380 trenes mixtos, 62 especiales, 721 de mercancías y 683 de trabajos y material. Mejoraron las unidades concentrando sus esfuerzos en la calefacción, sistema de rodaje y freno automático que funcionaba mediante el sistema “Soulerin”. En la estación de Las Arenas, para separar sus propiedades del resto, construyeron un muro de mampostería sustituyendo a la vieja empalizada de madera existente hasta entonces y reconstruyeron el almacén de carbón. Para abaratar el coste de las obras se realizaron con materiales de las obras del Puerto Exterior.
 
El numero de viajeros durante el año 1895 alcanzó los 640.838; de ellos 40.615 lo hicieron en 1ª clase, 47.949 en 2ª clase y 552.274 en 3ª clase. Las locomotoras recorrieron durante aquel año un total de 182.364 kilómetros, consumiendo 1.305.736 kilogramos de carbón y 7.479 de grasas. La compañía repartió beneficios por valor de 5.433,35 pesetas. 
 
Y así llegamos al año 1896, último del que existen informes. La explotación de aquella línea arrojaba un numero de viajeros de 628.908, de ellos 33.210 lo hicieron en 1ª clase, 41.843 en 2ª clase y 553.855 en tercera; esto daba un promedio de 1.718 viajeros día, inferior al del año anterior que había sido de 1.756 viajeros día. El transporte de mercancías nuevamente volvía a crecer, movieron un total de 29.177 toneladas. A lo largo de aquel año circularon 14.418 trenes mixtos, 66 especiales, 812 de mercancías y 840 de trabajos y material. Aquel año se vieron obligados a realizar inversiones en la reparación de toda la línea, con aumento del numero de trabajadores de las brigadas de colocación de tornillos en las vías. Adecentaron las fachadas de las estaciones blanqueándolas. En cuanto a las locomotoras, en las unidades 4 y 5, realizaron cambios en llantas y aros de acero, así como en los coches y furgones con la colocación de cojinetes y torneando todas las ruedas. 

 
Como novedades: Se colocaba una bascula en Bilbao para el pesaje de los vagones y se instalaba el alumbrado en las estaciones de Deusto, Lutxana y El Desierto (Erandio) a través de un convenio con la “Compañía Eléctrica Ibaizabal” de Erandio. Las locomotoras recorrieron durante aquel año un total de 182.231 kilómetros, consumiendo 1.409.941 kilogramos de carbón y 10.550 de grasas. Curiosamente con un recorrido kilométrico inferior al del año anterior habían aumentado los consumos. La compañía, en esta ocasión, liquido beneficios por valor de 15.550,43 pesetas, tres veces superior al del año anterior.
En aquel último año los responsables del Consejo de Administración de la compañía del “Ferrocarril Económico de Bilbao a Las Arenas” eran los siguientes: Presidente José María de Solaun, Vicepresidente Ramón de Coste; Administradores Julián de Torre, Martín de Zavala, Fernando de Landecho, Jaquín de Arellano, Ricardo de Arellano, Juan de Aburto, Benito de Alzola, Miguel de Uribarri y Juan Antonio de Uriarte; Secretario Luis Tutor y figuraba como Director Gerente Julián Aramburu. 


 

Con esta entrada finalizo la historia del movimiento de viajeros, mercancías y otros servicios, de aquella línea que unió Bilbao con Las Arenas, Algorta y Plentzia, dejando tras de si una estela de humo y chispas, que nuestros antepasados vieron, probáblemente con ojos asombrados. Eran los inicios de las maquinas de vapor y de las visitas de los nuevos veraneantes que como dijeron aquellos comerciantes del ferrocarril “...estrecharon la relación entre Bilbao y el mar...”. No sin antes decir que todos estos datos están extraídos de expedientes del Archivo Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia (Bilbao segunda 0507/006).

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