miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA HÍPICA EN GETXO -I-


Las primeras competiciones de este deporte tuvieron lugar en los campos de Lamiako a finales del Siglo XIX. A partir de 1943 esta actividad pasaría a desarrollarse en el campo de Fadura, en Getxo. 
 
En Getxo, la hípica siempre estuvo acotada para las gentes de mayor poder adquisitivo. Hay que tener en cuenta de que hablamos del pasado siglo, sobre todo, de su primera mitad. Y que no dejó de estar exenta de pulsos políticos e intereses particulares. 
 
Esta actividad deportiva estuvo ligada al Real Club Jolaseta entre los años 1943-1950. Su primera solicitud, con constancia escrita, es la que dicha entidad realizó el 3 de Diciembre de 1943. En dicha fecha el Club solicita del Ayuntamiento la cesión de una parte de los terrenos de Fadura para dedicarlos al deporte hípico. 

 
A aquella petición, el consistorio respondió solicitando de Jolaseta una documentación adicional (Proyecto con planos, emplazamiento y destino del terreno). El club se apresuró a formalizar estos datos, ya que para el 30 de Marzo ya había presentado la documentación requerida. 
 
El arquitecto municipal informaba al consistorio del alcance de la petición. En aquel informe cifraba dicha solicitud en un campo de polo, una pista de galope, una pista para concursos hípicos y un puente sobre el rio Gobela. Aquella infraestructura provocó la desaparición de numerosos árboles de la exuberante vega de Fadura. 
 
El Ayuntamiento consideraba que la realización de aquel proyecto no dañaba las previsiones urbanísticas y de ensanche, a pesar de que fuera una entidad particular quien lo solicitaba. Aquellas previsiones contemplaban la creación de un parque, paseos, merendero, lugares para la práctica del deporte y espectáculos. Hay que tener en cuenta que la alcaldía estaba en manos de Cándido Bilbao Basterra (FET y de las JONS), proclive a las demandas que emanaban desde determinados ámbitos del poder. 

 
Pese a las obras a realizar, el Ayuntamiento se conformó con un pequeño trámite en donde se estudiaba la solicitud. Tan pequeño era el tramite y estudio que ya en 1944 se celebraba el primer concurso hípico. Se decía que “...a titulo de ensayo...”. El 14 de Abril de 1945 se daba veda para la instalación de aquellas instalaciones deportivas, por las que el Ayuntamiento cedía “...para realizar concursos hípicos, el campo de Fadura y sus terrenos anexos, para pista de ensayos y aparcamiento de caballos...”. Por ellos el Club debía abonar al consistorio la cantidad de 3.000 pesetas anuales y la participación de 50 céntimos por localidad despachada. 
 
Eso sí, se aseguraba que tanto el Sr. Alcalde como los concejales tendrían entrada libre para ver todos los espectáculos. Además se reservaba de forma gratuita y a beneficio del Hospital Asilo de Algorta, los servicios de vigilancia y guardería de coches, motocicletas y bicicletas. El tiempo de concesión de aquel campo se fijaba en un año, siendo prorrogable, si una de las partes lo solicitaba con 15 días de antelación. El 14 de Mayo de 1945 se firmaba aquel convenio. 
 
Nuevamente la actividad hípica centraba la realización de concursos en Getxo. Del 1 al 8 de Septiembre de 1946, se celebró el -III- Concurso Nacional de Hípica en Fadura. Con aquel motivo, D. Enrique Guzmán Martínez, con el preceptivo “Saluda” de la época (en plena Dictadura), informaba al consistorio, del envío de varios ejemplares del programa, del concurso hípico. 

 
Para aquel acontecimiento se inauguraba el chalet-tribuna, con estilo rústico, obra del arquitecto municipal D. Miguel Beascoa. Edificio que contaba con dos pabellones-palco, taquillas y servicios sanitarios. 
 
Parece que aquel acontecimiento no obtuvo el resultado apetecido, ya que hubo que sufragar el déficit provocado por los costes de retirada de palcos y tribuna (eran provisionales). Para evitarlo, Jolaseta solicitó al Ayuntamiento la concesión de las instalaciones durante un periodo de 10 años, comprometiéndose a realizar las obras de acondicionamiento de forma permanente, de los palcos y tribuna, que valoraban en 200.000 pesetas. En caso de no aceptarse aquella propuesta amenazaban con dejar de organizar aquellos actos. 
 
El Ayuntamiento informaba al Club que iba a ser el mismo Ayuntamiento quien procediera a la construcción de las instalaciones. El 5 de Abril de 1946, Jolaseta pide autorización para comenzar ellos las obras, cosa que el consistorio permitiría, advirtiendo que las instalaciones, pasarían a ser de titularidad municipal, previo pago del coste de las mismas. La liquidación de aquellas obras supuso un coste para las arcas municipales de 326.619,88 pesetas. 

 
Aquella celebración se seguiría realizando en los siguientes años, desde 1947 a 1950, con repetidos impagos por parte de Club arrendador. Según ellos, motivados por los sucesivos déficits. Tras diversas gestiones, se dieron facilidades para que la entidad pudiera satisfacer sus obligaciones con el consistorio. Sin embargo, el Ayuntamiento se vio sorprendido al recibir un oficio de la Federación Nacional de Hípica, indicando que por el bien del dicho deporte, se concediera facilidades a dicho Club, concediéndole “....las reducciones posibles, que permitan continúe el calendario hípico...figurando el club como uno de los principales Centros Deportivos Ecuestres...” ¡Parece que alguien intervino ante más altas instancias!.
 
En la próxima entrada veremos quienes fueron las altas instancias y el final de aquella actividad en Fadura.


1 comentario:

  1. recuerdo cuando pasábamos por fadura, nos parecían enormes aquellos terrenos...
    o cuando íbamos desde el insti a los pantanos...
    sarriko basoa

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