sábado, 10 de diciembre de 2011

NIEVE EN GETXO



Hay años en los que la nieve se hace sentir. En 1986 se dejo sentir y a partir de media mañana un manto blanco cayó sobre Getxo, causando la paralización de toda actividad productiva.

Sin embargo durante unas horas la actividad festiva se adueño de las calles y mayores y niños disfrutaron de unas horas de diversión.

La gente, que disponía de ellos, bajaba por las calles, en cuesta, con esquíes, los niños andaban por los parques y calles nevados con trineos, cualquier cosa servia para darse al juego. Durante dos días se podía apreciar las caras de felicidad, tanto de mayores como de pequeños.



Algo poco habitual había sucedido, la aparición del blanco manto transformo a niños y mayores en compañeros de juegos. Y Getxo quedo cubierto de un manto de alegría desbordada.

No es algo habitual aunque tampoco extraño, hubo años en que el silencio blanco se adueñaba de las calles, campas, montes y playas, entonces defenderse del frió no era tan fácil como ahora.

Pero para quienes podían disfrutar de la nieve era igual la alegría de su aparición, solo que entonces los trineos, para los más pobres eran las cajas de pescado de madera, no había trineos, o no se podían comprar, el plástico no había contaminado nuestras vidas y la imaginación suplía al consumismo.

Suelen decir que año de nieves año de bienes, pues para variar no estaría mal una nevada, y ya que los mercados agotan y precarizan nuestras vidas, a ver si nos da una alegría al cuerpo y congela sus desenfrenadas ansias de algo que, a su pesar, no se podrán llevar.


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